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martes, 17 de agosto de 2021
17 DE AGOSTO: ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DEL GENERAL JOSÉ DE SAN MARTÍN
17 DE AGOSTO: ANIVERSARIO DEL FALLECIMIENTO DEL LIBERTADOR DE AMÉRICA, EL GENERAL JOSÉ DE SAN MARTÍN
Hoy estamos conmemorando un nuevo aniversario del fallecimiento del General José de San Martín, quien a lo largo de nuestra historia ha sido llamado de diferentes maneras: “Libertador de América, Padre de la Patria, Héroe máximo”...
Fue un activo partícipe de la libertad americana, un argentino dedicado a establecer las bases de nuestro país, fue un modelo, un ejemplo a imitar para continuar la construcción de una Patria libre, soñada por muchos hombres en todos los tiempos.
Hace muchos años, América no terminaba de ser libre. Para lograrlo, José de San Martín, formó un enorme ejército de granaderos a caballo, y juntos emprendieron un largo y difícil viaje a través de las montañas andinas, reconocida proeza de todos los tiempos.
El 17 de agosto se conmemora el fallecimiento del General San Martín. Ya son ciento setenta y uno los años transcurridos desde su incorporación eterna a nuestra memoria colectiva como Nación.
Es obvio que no fue su desaparición la razón de este hecho.
La incorporación de esta efeméride se debe a que una suma de invalorables acciones, arraigadas en fuertes principios encarnados en su persona, forman parte central de nuestra gesta emancipadora; esa que nos llevó a ser una Nación libre, independiente y soberana.
Esos principios se expresaron en la convicción con que sus acciones fueron llevadas a cabo.
San Martín, desde sus valores, fue visión de Nación, fue creencia en una estrategia para su construcción.
Fue plena comprensión acerca de que la educación, la disciplina y el esfuerzo sistemáticamente aplicados permitiría a su tropa alcanzar los objetivos de liberación buscados. Y comprendió que lo mismo aplicaba para la sociedad de su pueblo, su patria en formación.
Fue tener la templanza para tomar duras decisiones ante la deslealtad, la traición y el delito.
Fue sumar a toda la sociedad en una gesta comunitaria, por tener la certeza de que desde allí, y sólo desde allí, podría sostenerse la revolución. Entendió que tenía que construir desde la sociedad, estimulando su participación, valorándola y guiándola hacia el objetivo común.
Fue entregar una cómoda y segura carrera militar en pro de objetivos que no se veían fácilmente alcanzables. Y no eran objetivos mezquinos: eran objetivos comunes y ambiciosos a compartir con un pueblo –su lejana patria americana– a la que, posiblemente, no tuviera totalmente internalizada. Sin embargo, promovió su asunción y llevó su idea hacia el deseado destino común de Nación libre y viable. Fue, entonces, un gigantesco liderazgo.
Fue poner en efectivo riesgo su vida, en la guerra y en la adversidad climática y geográfica que le tocó en suerte afrontar.
Fue la enorme grandeza de un renunciamiento, retirándose cuando entendió que su trabajo estaba hecho y más podría estorbar que contribuir en la organización nacional. No esperó trascender, ni que el oropel de la historia le reconociera sus hazañas.
Siempre creyó que lo que hizo por la Patria, eso que entendemos glorioso, debía, simplemente, llevarse a cabo.
San Martín no es el recuerdo de su partida; San Martín es quien contiene esas virtudes patrióticas que nunca, pero nunca, debemos olvidar.
Y que siempre debemos contagiar a nuestras generaciones presentes y futuras.
Sin ese profundo condimento guía, nuestro futuro está en riesgo.
Nace en Yapeyú, el 25 de Febrero de 1778
En 1784 se radica en España con su familia.
Estudió en Madrid y en 1789 se incorporó al Regimiento de Murcia. Con los Españoles peleó en África, y defendiendo a ése país de las invasiones napoleónicas. En Bailén, primera derrota del ejército napoleónico en campo abierto, recibirá el grado de Teniente Coronel.
En marzo de 1812 retornó a Buenos Aires, donde el gobierno le confiere la formación de un escuadrón que pasaría a ser el Regimiento de Granaderos a Caballo. Él se dedica a instruirlos personalmente en el manejo de armas blancas y de fuego. Con este regimiento obtiene el primer triunfo en San Lorenzo, actual Provincia de Santa Fe, el 3 de febrero de 1813.
El 29 de enero de 1814 asumió la jefatura del ejército del Norte en Tucumán, que había estado hasta entonces a cargo de Manuel Belgrano. El mando de este ejército planeó el cruce de los Andes. Ése mismo año lo designan Gobernador Intendente de Cuyo y comienza la preparación del Ejército de los Andes en el Plumerillo. En enero de 1817 puso en marcha al ejército para cruzar la Cordillera por seis diferentes pasos (planchón, Portillo, Uspallata y Los Patos en Mendoza, Guana en San Juan, y Comecaballos en la Rioja).
Un mes después, el 12 de febrero, derrotó a los realistas en Chacabuco y liberando a Chile. Tres días después lo designan Gobernador de Chile, cargo que declinó en favor de O’Higgins.
Lograda la independencia de Chile, se dirige al Perú con el ejército formado por tropas argentinas y chilenas. Desembarcó en Paracas el 7 de septiembre de 1820.
El 10 de junio de 1821 entra triunfal en Lima, y 18 días después declara la independencia del Perú. Siendo nombrado “Protector del Perú”, creó la bandera, el himno, fundó la Escuela Normal, la Biblioteca Nacional –cuyos volúmenes fundacionales son donación de su biblioteca personal, la que hasta entonces lo había acompañado desde la inauguración de la campaña con el cruce de los Andes–,decretó la liberta de los africanos, inició la primera escuadra peruana constituyendo de este modo el Ejército del Perú.
Luego de la entrevista de Guayaquil con Simón Bolívar, decide dejar el campo de batalla.
Retorna primero a Chile, y luego a Mendoza en 1823.
En diciembre de ese año se traslada a Buenos Aires, donde un clima de hostilidad hacia su persona lo compele a volver a Europa, a donde llega en 1824 y donde va a dedicarse a la educación de su hija.
A principios de 1829 retorna a Buenos Aires, pero ante el clima político reinante en el país decide no desembarcar y quedarse definitivamente en Europa.
Vivió en Bruselas, y en 1834, compró la casa de Grand Bourg, donde vivió hasta 1848. Luego se trasladó a su residencia final en Boulogne-sur-mer, donde falleció el 17 de agosto de 1850 a los 72 años de edad.
Sus restos fueron repatriados en 1880 y depositados en la Catedral Metropolitana.